
Esta teoría plantea que el enamoramiento es un estado emocional en el que se
siente una fuerte atracción hacia otro, desencadenándose una serie de
cambios psicológicos, emocionales y biológicos. Estos cambios son posibles
gracias a la evolución filogenética en los vertebrados que desarrollaron sistemas
nerviosos con cambios neurobiológicos más complejos y la aparición de
emociones más elaboradas.
En segundo lugar, muestra que el enamoramiento humano puede darse desde
los 10 años, hasta el final de la vida y sigue las fases de: atracción,
enamoramiento pasional y apego a largo plazo. El enamoramiento se ha
interpretado de diferentes maneras a lo largo de la historia y las culturas, siendo
el amor romántico “trovadoresco”, de la edad Media entre los siglos XI y XIII con
su “amor cortés” el que mayor pasión, deseo e idealización manifiesta.
Posteriormente con el “Romanticismo” en el siglo XIX se refuerzan estas ideas.
En tercer lugar, propone que el enamoramiento puede ser recíproco o no
correspondido (cuando solo es una persona la que se enamora). En ambos
casos en la persona enamorada se activan una serie de hormonas
(testosterona, estrógenos, y fenilelana), neurotransmisores (dopamina,
noradrenalina, serotonina, oxitocina, vasopresina y endorfinas) y citocinas
(interleucinas y factor de necrosis tumoral).
En cuarto lugar, sugiere que el enamoramiento puede ser visto como una
enfermedad “maravillosa” con síntomas psicológicos, emocionales y físicos,
una experiencia intensa y adictiva que altera el funcionamiento normal del
cerebro de manera similar a una enfermedad
Por último, expone, que el enamoramiento se puede considerar un “hechizo”
por el otro, diferente del amor y el sexo, que atrapa en una red de emociones
intensas y adictivas haciendo que la otra persona parezca especial y única. Al
final, el “hechizo” puede ser el inicio de un amor real o solo una ilusión pasajera.