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Teoría evolutiva de la envidia y la alagra

“Dos emociones de los primates ante la injusticia”

Envidia del latin invidere, “in” poner, “videre” mirar ( poner la mirada en algo) Alagra de la emoción “alegría” y el adjetivo “amarga” ( alegría amarga). Esta teoría plantea que la envidia (tristeza o pesar del bien ajeno), y su hermana gemela, la alagra “Shandenfreude” (alegría o regocijo delante de la desgracia ajena), son dos EMOCIONES SOCIALES, que hemos heredado de los primates, relacionadas con la jerarquía social y que se activan inconscientemente, ante la visualización cercana de un objeto, que despierta nuestras carencias o deseos insatisfechos. Esto nos hace sentir una hiriente injusticia.

En nuestros 3 primeros años de vida, compartimos con nuestros `parientes primates la envidia objetal, relacionada con la posesión de los objetos. En estos tres primeros años de vida, la envidia es IMPRESCINDIBLE para el desarrollo del psiquismo del YO del infante, en oposición al otro.

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Teoría evolutiva de la aceptación

Esta teoría plantea que la vida apareció hace 3.500 millones de años en la Tierra en forma de bacterias; estas fueron evolucionando hasta el homo sapiens, quien logra llegar a la aceptación integrando las  12 sensaciones básicas que se agrupan en tres grupos:

Grupo I. Temperatura, Gas, Liquido y Sólido

Grupo II. Fuerza/Energía, Movimiento, Espacio/Forma y Tiempo

Grupo III. Sabor/olor, Táctil, Auditivo, y Visual

También propone que la aceptación (recibir voluntariamente lo que la vida nos da) es el mayor exponente del amor porque la aceptación nos transforma y nos conduce a las mejores acciones posibles que dependen de nosotros. La aceptación es opuesta a la lucha que viene de la rabia o la queja y también es diferente a la resignación que nace del miedo que nos paraliza.

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Teoría evolutiva de las sensaciones

Esta teoría plantea que los humanos tenemos 12 sensaciones corporales básicas (anteriores y origen de las emociones), y unos 700 matices sensoriales.

Este trabajo expone que nuestras sensaciones corporales incorporan la historia evolutiva del cosmos y de la vida. Surgen en el mismo momento en que se forma el cosmos con una explosión “big bang” de temperatura y van a seguir el camino de transformación de la materia en gases, líquidos y sólidos; serían las sensaciones del Grupo I. Posteriormente después con la formación de la Tierra y la posterior aparición de la vida, hace 3.500 millones de años, tendríamos las sensaciones del Grupo II de fuerza, movimiento, espacio y tiempo. Y por último con los sistemas nerviosos que aparecen en el “misterioso” periodo Cámbrico de hace 600 millones de años, incorporaríamos las sensaciones del Grupo III de sabor/olor, táctiles, auditivas y visuales.

Esta teoría también señala, que siguiendo “el principio del orden” de B. Hellinger sobre la dominancia de lo antiguo sobre lo nuevo: cuanto más antigua es evolutivamente una sensación, más fuerza tendrá en nuestra vida y sus efectos serán más importantes y duraderos. Por tanto tendremos que evaluar en que Grupo de sensaciones tenemos una “disfunción” que puede afectar a la salud corporal o mental para tomar las medidas sanadoras correspondientes.

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Teoría evolutiva del relato y el síntoma

Esta teoría plantea que las bacterias comenzaron a utilizar la doble comunicación (con ellas mismas a nivel interno y con el entorno a nivel externo) desde que comenzó la vida en la Tierra hace 3.500 millones de años. Esta doble comunicación al principio se desarrolló mediante procesos químicos, eléctricos, térmicos y mecánicos; y fue en el periodo Cámbrico hace 600 millones de años, con la aparición de los primeros organismos con sistema nervioso, que se incorporaron las primeras imágenes sensoriales que el cerebro creaba. Posteriormente la comunicación se desarrolló en otras etapas evolutivas: la comunicación emocional, la episódica, las historias reales y por último las historias ficticias.

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Teoría evolutiva del deseo y la culpa

Esta teoría plantea en primer lugar que Universo y la vida que apareció hace 3.500 millones de años en la Tierra siguen el principio cíclico del retorno entre lo vacío y lo lleno; este principio rítmico se manifiesta en los seres vivos como la oscilación entre la necesidad (carencia con la que un ser vivo no puede vivir) y su satisfacción. La necesidad y su satisfacción son el motor que genera el movimiento vital en un organismo vivo y también son la base de la emoción del deseo (apetencia que tiene un ser vivo).

En segundo lugar, propone que el deseo1 dirige y relaciona las demás emociones, (miedo, alegría, rabia y tristeza), y también el deseo y el miedo, al ser los Sapiens “Mamíferos de Alma Orgullosa (MAO)”, cuando se nos humilla o cometemos una falta, generan las emociones filogenéticamente nuevas de la vergüenza y la culpa creadas por la Naturaleza para aumentar la cohesión social imprescindible en nuestra especie.

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Teoría evolutiva de la rabia

La presente teoría plantea que la agresividad es una pulsión necesaria para la supervivencia de las especies y su evolución, ya que desde los orígenes de la vida hace 3.500 millones de años, los seres vivos unos son el alimento de otros, siendo lo normal que los vivos se comen a los muertos y los fuertes a los débiles.

En los animales humanos, debido a la mediación de la cultura, la pulsión de la agresividad está muy influenciada por la educación y la propaganda, esto es, por el sistema creado para propagar creencias o sentimientos.

Este trabajo también muestra que la agresividad, base de la emoción de la rabia, se va a desarrollar evolutivamente en seis matices emocionales: los tres primeros (I,II y III) serán sanos y los tres últimos ( IV, V y VI), si perduran en el tiempo y no aprendemos a liberarnos de ellos serán tóxicos. La Naturaleza también creó para los matices emocionales de rabia otros opuestos de calma y todos ellos, de rabia o de calma, sanos o tóxicos, los vamos a sentir en distintos momentos de nuestras vidas.

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Teoría evolutiva del inconsciente

La siguiente teoría plantea que el inconsciente (parte de la psique no perceptible a simple vista) es la sabiduría de la vida acumulada en el cuerpo, en el cerebro entérico y en el cerebro subcortical durante 3.500 millones de años. Esta instancia psíquica sólo busca nuestro bien y la curación, a pesar de que los diferentes acontecimientos traumáticos que haya vivido la persona durante su desarrollo le puedan crear zonas de bloqueo o síntomas limitantes. Esta teoría también propone que tales bloqueos van a estar localizados en algunos de sus cinco niveles (o estratos): el filogenético, el social, el familiar, el proyecto sentido y el individual. Y, por último, afirma que es posible dialogar con el inconsciente para ayudarlo a sanarse utilizando actos metafóricos con intención consciente y/o mediante la autorreprogramación o reprocesamiento de los traumas o bloqueos encapsulados en el cuerpo utilizando diversas técnicas terapéuticas que trabajen con el cerebro subcortical y las sensaciones
corporales.

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Teoría evolutiva de las dos mentes

Esta teoría plantea que el “Ser” que está debajo y más allá del pensamiento ha de desidentificarse de nuestras dos mentes, la racional y la simbólica, y de sus creencias para poder dirigir una relación armónica entre las dos mentes, las emociones, los instintos, las sensaciones y el cuerpo con sus órganos y tejidos. De este equilibrio surgirá la felicidad, la alegría y la fuerza vital.

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