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Teoría evolutiva de la alegría y la tristeza

Esta teoría plantea, en primer lugar, que el placer, señal de que algo va bien
para la vida, y el dolor, señal de algo nos va mal o que sufrimos un daño,
dependen de la unión de unas determinadas moléculas con sus receptores
térmicos, químicos o mecánicos.

Estas uniones moleculares tienen cientos de millones de años de antigüedad y están programadas en los genes de los seres vivos que poseen un sistema nervioso. La Naturaleza ha mantenido el placer y el dolor como señales porque son útiles y buenas para conservar y propagar la vida.

En segundo lugar, propone que las manifestaciones de placer y dolor van a ir tomando nuevas formas a lo largo de la evolución, pero que se irán manteniendo las formas antiguas simultaneamente.